Desde que se lanzó la Agenda 2030 en 2015 no ha habido avances significativos en los ODS a nivel mundial, y las transformaciones necesarias y urgentes en las universidades no llegan. A pesar de los valiosos cambios que recoge la LOSU para dar respuesta a la situación de emergencia global, es muy preocupante que se ignore en la propia ley el concepto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) y su necesaria transversalidad, pues con ello se corre el riesgo de plantear estrategias fracasadas conducentes a un impacto social de la universidad escaso o incluso negativo en los próximos años.
En este artículo reflexionamos sobre la necesidad de revisar urgentemente los sistemas de aseguramiento de la calidad que acreditan, tanto al profesorado como las titulaciones universitarias, si se quiere garantizar que las universidades cumplan las funciones que les atribuye la actual ley del sistema universitario. Para ello se propone tomar como referencia los planteamientos y herramientas que se han desarrollado para promover la RSU, particularmente los que ofrece el modelo diseñado por la Unión de Responsabilidad Social Universitaria de Latinoamérica (URSULA) que ya cuenta con más de 15 años de experiencia.
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