Las finanzas éticas surgen como alternativa a las finanzas tradicionales. Su principal objetivo es dar un nuevo enfoque a las prácticas y los servicios que se prestan desde las entidades financieras.
Las finanzas éticas y solidarias hacen compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales. Su finalidad es contribuir a la transformación social.
Las Finanzas Éticas aplican en su funcionamiento unos principios muy sencillos para mantener a las personas en el centro:
- Información y transparencia: los informes periódicos de actividad, la rendición de cuentas anuales en asambleas y publicaciones, y la reflexión colectiva sobre las inversiones permiten saber en todo momento que el uso de nuestro dinero es coherente con los fines que defendemos. Las entidades con compromiso ético, social y solidario dan a conocer de manera periódica su capital social, el número de personas socias, los préstamos concedidos y su propio balance social.
- Democracia y participación: las tomas de decisiones se realizan mediante procesos democráticos y equitativos en los que la participación no depende del capital ahorrado o invertido. A menudo, estas entidades toman forma de cooperativas en las que cada persona representa un voto. El objetivo es que el control de la entidad permanezca en manos de las personas.
- Compromiso y solidaridad: las entidades que trabajan desde la ética financiera realizan actividades para transformar la economía, reformar el sistema o facilitar la transición a nuevos modelos empresariales que sitúen a las personas en el centro. Parte de este compromiso se plasma también en la construcción y participación de las entidades éticas en redes para el impulso y desarrollo de economías alternativas o en proyectos de microcréditos para el desarrollo de las economías locales, la inserción de personas en exclusión o la mejora del acceso a la vivienda.
Categorias: Finanzas
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