La redistribución de riqueza es la piedra angular de cualquier transición justa. Y ya que la socialización de los medios de producción en un sentido clásico no parece políticamente plausible a corto plazo, hemos de empujar para retornar, al menos, a los parámetros de fiscalidad e intervención pública previos al neoliberalismo, que supusieron una experimento de igualación social que hoy, en comparación, cuando los recordamos se parece mucho a leer una novela utópica.