Los mercados municipales fueron creados como un servicio público destinado a garantizar el abastecimiento de alimentos a la población, en especial los alimentos frescos. El problema es que los mercados se mueren y nos los están quitando de las manos sin que nos demos cuenta. Las imposiciones de la alimentación global, la irrupción de los supermercados, la canibalización del espacio con la excusa de la remodelación, la privatización de un servicio público y la tendencia de transformar algunos mercados en museos y templos gourmet está modificando la verdadera esencia de los mercados.
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