Abanicos, crema solar, gorras y pancartas. Málaga se ha echado este sábado a la calle para protestar por la escasez de vivienda, los altos precios del alquiler y las consecuencias negativas de la masificación turística en la capital malagueña. Miles de personas han marchado por las principales calles del centro histórico en una convocatoria impulsada por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos bajo el lema “Málaga para vivir, no para sobrevivir”. Tras Canarias, Baleares o Barcelona ha sido ahora el turno para la ciudad andaluza, inmersa desde hace años en una espiral de subida de precios de para compra o alquiler mientras los pisos turísticos se han disparado: son ya más de 12.000, según el registro de la Junta de Andalucía, lo que la sitúa solo por detrás de Madrid y Barcelona. “La ciudad está sufriendo, existe un gran malestar y hacía falta poner sobre la mesa el problema de la vivienda”, explicaba Curro Machuca, portavoz de la entidad convocante.