Más que concebir los datos como un recurso, deberíamos entender este fenómeno como experiencias humanas y relaciones sociales que han sido convertidas en datos (datificadas) y, de este modo, transformadas en una mercancía que se puede vender. Esto no ocurre de modo natural, sino que requiere una gran cantidad de intervención política y de violencia, y tiene graves consecuencias tanto para los individuos como para las sociedades.