El proceso de abandonar el hogar paterno es una carrera de obstáculos. Los pocos jóvenes que lo consiguen deben cambiar muchas veces de casa, y ni hablar de vivir solo. Un 8% de los jóvenes emancipados han llegado a habitar en cinco viviendas o más desde que dejaron su domicilio familiar. Mientras la proporción de los que han vivido en una sola casa desde que se fueron de la de sus padres (46%) es muy similar a la de aquellos que han pasado por entre dos y cuatro distintas (45,7%). Así lo refleja el informe Un problema como una casa, publicado este jueves por el Consejo de la Juventud de España (CJE) y que analiza las condiciones de vida de la juventud emancipada. “Somos la generación inquilina, no porque nos guste cambiar de casa o compartir, estamos obligados a hacerlo”, ha reclamado durante la presentación el secretario y responsable del área Socioeconómica de la organización, Javier Muñoz.
