La obsolescencia programada es cuando en la fabricación de un producto se concibe planificando su vida útil, es decir, estableciendo un momento en el que dejará de modo artificial de funcionar correctamente, necesitando ser reparado o sustituido.
Existen diferentes tipos de obsolescencia programada:
- Obsolescencia programada en sentido estricto: Se programa la vida útil de un producto para que deje de funcionar después de un determinado número de usos.
- Obsolescencia indirecta: El producto dañado no dispone de piezas de recambio para repararlo, por lo que queda inservible.
- Obsolescencia funcional por defecto: Ocurre cuando un componente del dispositivo falla y deja de funcionar todo el aparato.
- Obsolescencia por incompatibilidad: En servicios informáticos, se dejan de lanzar actualizaciones para el correcto funcionamiento del producto y se queda obsoleto.
- Obsolescencia psicológica: Aparecen nuevos modelos de una misma categoría, por lo que el producto queda “pasado de moda”.
- Obsolescencia estética: Cuando un producto en buen estado se reemplaza por otro más moderno o con un diseño más atractivo.
- Obsolescencia por caducidad: Se reduce artificialmente la vida de un producto por su fecha de caducidad o de consumo preferente aunque aún sea consumible.
- Obsolescencia ecológica: Se justifica el abandono de un producto en perfecto estado por otro que se promociona como más eficiente o más respetuoso con el medio ambiente.