En 2009, un grupo de investigadores propuso una nueva forma de medir el cambio climático: utilizarían como medidor varios procesos clave para la vida en la Tierra, como la integridad de la biosfera o la capa de ozono. Estas personas especialistas descubrieron en un primer informe que tres de esos indicadores ya habían sido sobrepasados y, en 2023, elevaron la cifra a seis. Es decir, dos de cada tres límites planetarios se habían alcanzado. Y lanzaron una advertencia: de continuar la quema de combustibles fósiles, la acidificación de los océanos no tardaría en unirse a los indicadores clave superados de la crisis climática. Ahora, un estudio demuestra que ese límite también ha sido sobrepasado. “Es una bomba de relojería”, resume uno de los investigadores.
