Nuestros sistemas alimentarios son profundamente dependientes de los combustibles fósiles. Desde los fertilizantes y pesticidas sintéticos de origen fósil hasta los envases de plástico, los alimentos ultraprocesados y las cadenas de frío de larga distancia, los combustibles fósiles están imbricados en cada eslabón de la cadena alimentaria. Hoy en día, los sistemas alimentarios consumen cerca del 40 % de todos los productos petroquímicos y alrededor del 15 % de los combustibles fósiles a escala mundial, lo que los convierte en una de las principales fuentes de crecimiento para las grandes petroleras. Sin embargo, siguen siendo un punto ciego en los debates sobre el clima.
