Un grupo de consumo es una asociación de personas que se unen con el fin de comprar productos de forma periódica directamente de agricultores o productores cercanos. Los productos que pueden formar parte de un grupo de consumo son de lo más diversos, desde fruta y verdura, hasta artículos para la higiene personal o la limpieza del hogar.
Por norma general, los grupos de consumo se ponen en marcha iniciando contacto con productores de la zona que les abastezcan directamente. En las primeras fases suele recurrirse a productos frescos, puesto que su consumo es muy cotidiano y generalizado, para posteriormente ir ampliando la relación con otros productores que oferten otro tipo de alimentos.
Los grupos de consumo, al prescindir de intermediarios entre productores y consumidores, favorecen el desarrollo de circuitos cortos de comercialización.
Este modelo resulta cada vez más viable, a medida que las redes de distribución y consumo se van fortaleciendo. Existe diversas formas de organizar los pedidos:
- Por pedido: cada uno de los consumidores realiza semanalmente o mensualmente, dependiendo del sistema en que se base el grupo, un pedido escogiendo entre las posibilidades que existen de cada uno de los cultivos disponibles de temporada. Los precios de los productos suelen acordarse previamente con el agricultor para cada temporada.
- Sistema de cesta fija: cada semana o con menor frecuencia, el agricultor prepara una cesta para cada consumidor con los alimentos disponibles. El precio y la cantidad de alimentos se fijan previamente entre productores y consumidores y permanecen fijos durante toda la campaña.
- Sistema de cooperativa unitaria: los consumidores pagan una cuota fija al mes, que alcanza para suplir los costes parciales o totales del cultivo, incluyendo los ingresos para el agricultor. A cambio, reciben una parte proporcional de la cosecha, en función de su aportación económica. De alguna manera podría decirse que los consumidores se convierten en socios de los productores.