El término turistificación alude al impacto que tiene la masificación turística en el tejido comercial y social de determinados barrios o ciudades. Dicha mutación incluye la dimensión física (construcción de infraestructura y equipamiento) e imaginaria (generación de imágenes y representaciones).
En la década de los 90 del siglo XX se produjo el incremento de los flujos de desplazamientos internacionales con motivos de ocio. El turismo, que tenía ciertos tintes elitistas, se fue democratizando gracias a la reducción de los costos de los pasajes de avión y al fin de las restricciones de movilidad que imponía la guerra fría. En este contexto, diversos sitios del planeta se fueron transformando de forma acelerada debido al incremento de la actividad turística a la que apostaban como vía de crecimiento económico, los gobiernos nacionales y supranacionales.
Los sectores académicos más que analizar los impactos del turismo, prácticamente fueron voceros de las políticas gubernamentales, al igual que los grupos empresariales, evitando la difusión de cualquier enfoque crítico. Pero ante la evidencia de los impactos del turismo masivo empezó a cuestionarse la vía del crecimiento turístico sin límites y se desarrolló el concepto de capacidad de carga turística que trata de medir la cantidad máxima de turistas que puede recibir un territorio sin generar grandes impactos medioambientales y sociales.
La turistificación se manifiesta a través de:
- Una mayor presencia en el espacio e infraestructura pública de visitantes y de actividades vinculadas con el ocio en ciertas zonas de la ciudad; las que aglutinan los elementos con mayor valor patrimonial o interés turístico.
- Un marcado cambio de la orientación de negocio de los servicios, instalaciones y comercios que pasan a concebirse pensando más en el turista que en el ciudadano que los utiliza permanentemente.
- Una creciente presión sobre la oferta de vivienda que comienza a destinarse preferentemente al turismo en detrimento de su uso residencial, lo que induce el desplazamiento de la población residente.
- Una pérdida progresiva de los valores culturales o afectivos que vinculan a los residentes con el territorio.