El urbanismo táctico consiste en un conjunto de acciones urbanísticas sencillas, de bajo coste y rápida ejecución, orientadas a la recuperación del espacio público por parte de las personas. Dado que se trata de un urbanismo que se desarrolla según el método de ensayo y error, una de sus características principales es su reversibilidad. Se despliega así en actuaciones provisionales, que se convierten en definitivas solo cuando demuestran su utilidad y aceptación por parte de los ciudadanos.
Se trata de actuaciones tan sencillas como pintar el suelo para delimitar claramente las zonas reservadas a vehículos y personas, o la instalación de bancos, jardineras y plantas que proporcionen sombra, o la separación física mediante bordillos de los carriles bici, etc. Son acciones que, una vez demostrada su validez y efectividad, se aplican fácilmente al urbanismo de otros puntos de la ciudad. Estas actuaciones quedan consolidadas posteriormente con la aplicación de materiales y mobiliario urbano definitivo.