En la década de 1990, la democracia pareció convertirse en el único régimen político posible. Tres décadas más tarde, la encontramos asediada por los populismos desde adentro y por las autocracias desde afuera. (…) la democracia siempre ha sido el más adaptable de los regímenes conocidos. La incógnita reside en las formas que adoptará y en los procesos que las moldearán.