El modelo de falsos autónomos que Glovo ha sostenido durante años no solo ha sido ilegal, sino también profundamente inmoral. La reciente decisión de la empresa de abandonar este sistema, anunciada a última hora y con claros fines estratégicos, no puede ser entendida como un acto de responsabilidad, sino como una maniobra desesperada para mitigar las consecuencias legales y financieras que se ciernen sobre ella. ¿Cuántos trabajadores han sufrido bajo este modelo que enriqueció a unos pocos a costa de la precariedad de miles?