Fenómeno descrito por Garrett Hardin en su influyente artículo «The Tragedy of the Commons», publicado en 1968 en la revista Science (Hardin, G. 1968. The Tragedy of the Commons. Science, 162(3859), 1243–1248). Ocurre cuando individuos, actuando en interés propio y racional, sobreexplotan un recurso compartido (como pastizales, pesquerías o el agua), llevando a su degradación o agotamiento. Hardin argumentó que, sin regulación externa o privatización, los bienes comunes están condenados a la destrucción debido a la falta de incentivos individuales para su conservación.
Sin embargo, Elinor Ostrom desafió esta visión determinista al demostrar, a través de estudios empíricos, que las comunidades pueden gestionar con éxito recursos comunes mediante reglas colectivas, acuerdos locales y mecanismos de seguimiento y sanción. Mientras que Hardin proponía soluciones centralizadas o la privatización de los recursos, Ostrom destacó la importancia de la gobernanza comunitaria y la autoorganización como vías viables y sostenibles para gestionarlos.